Michelle Zárate Palomec, bióloga mexicana, será premiada durante la vigésima octava Conferencia de las Partes (COP28) sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La científica dirige un proyecto para mitigar y revertir los efectos de la sequía en la sierra Mixteca del Estado de Oaxaca.
La joven de 27 años será reconocida con el Premio de Acción Climática de la ONU, en colaboración con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Representante Permanente de los Emiratos Árabes Unidos ante la IRENA. Fue seleccionada entre cientos de candidatos de 120 países por sus esfuerzos para hacer de su comunidad un lugar más sostenible, resiliente y equitativo.
El premio será entregado durante la jornada del viernes en la COP28. En esta edición, también se reconocerá a Sebastian Mwaura, joven keniata cofundador de Yna Kenya, por una iniciativa que busca acelerar la adopción de vehículos eléctricos a través de una red de recarga alimentada por fuentes de energía renovables. También puso en marcha el programa ‘HerGo’ que incorpora a las mujeres al sector del transporte eléctrico.
¿Quién es Michelle Zárate, la científica mexicana reconocida en la COP28?
Zárate es parte del equipo de Espacio de Encuentro de las Culturas Originarias, una organización sin fines de lucro que trabaja para reactivar la economía local, generar ingresos, crear nuevas capacidades y fortalecer la cultura y los valores comunitarios en las zonas indígenas de Oaxaca. Motiva la participación de personas y sectores rurales vulnerables en acciones para mejorar sus condiciones de vida, optimizar el aprovechamiento adecuado de sus recursos naturales y facilitar la conservación de su patrimonio ambiental y cultural.
La galardonada por la ONU en la categoría ‘Naturaleza resiliente’ lidera los esfuerzos del proyecto ‘Autogestión del agua para necesidades humanas en Santa María Yucuhiti, Oaxaca’. La iniciativa proporciona acceso de agua limpia a las comunidades indígenas marginadas de la región. Cerca de 6,000 personas en la localidad carecen de agua potable. La escasez de recursos hídricos y contaminación del agua acentúan las desigualdades sociales y de género.
El programa contempla la capacitación de los habitantes en tecnologías alternativas para tratar residuos sólidos humanos, y el desarrollo de técnicas para autoconstruir cisternas de captación de agua pluvial con materiales locales amigables con el medio ambiente. Es financiado por la Fundación Gonzalo Río Arronte y está activo desde hace tres años.
Michelle Zárate explica que “las comunidades implicadas en el proyecto trabajan con ecotecnologías asequibles e innovadoras para el saneamiento del agua, la recuperación de microcuencas y en la capacidad de adaptación a los principales fenómenos hidrometeorológicos a los que están expuestos”.
El cambio climático está dejando una escasez de agua nunca antes vista. En marzo pasado, un grupo de académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México concluyó que el país tiene entre 92 y 93% menos lluvias en comparación con sus máximos históricos.
La Comisión Nacional del Agua considera que 2023 es uno de los años con mayores niveles de sequía en el país desde que se tienen registros. Más del 80% del territorio experimenta algún grado de escasez hídrica. Oaxaca es una de las entidades más afectadas. Alrededor de 400 municipios no cuentan con agua potable y 132 localidades registran sequía extrema.
Fuente: wired.com