Nuestra casa en llamas: del negacionismo climático a la conciencia ecológica

(…)los libros de ecología(…) te golpean en la cabeza para hacer
que te sientas mal contigo mismo. Te pillan por sorpresa mientras
te gritan datos inquietantes. Claman al cielo agónicamente y se
preguntan: <<¿Qué podemos hacer?>> (Morton, 2021, p. 13)

En los discursos de acción climática distintas voces claman con gran urgencia la intención de movilizar a la sociedad con gran celeridad. Pero las emisiones no dejan de aumentar. Por otro lado, las falsas acciones y el Greenwashing siguen presentes gracias a fieles consumidores y los negacionistas siguen emitiendo discursos, incluso, ecofascistas. ¿Qué relación podría existir entre todo ello?

¿Cómo afrontar la urgencia climática?

Una posible respuesta podría salir del filósofo esloveno Slavoj Žižek al articular que (…) la ecología está tomando cada vez más este rol de una ideología conservadora (…) es como si la voz nos advierte no traspasar, no violar un cierto límite invisible(…) (Taylor, 2008). ¿Encontramos esta lectura en discursos de la acción climática? Tomemos la siguiente cita de Greta Thunberg para el análisis.

“Adults keep saying: “We owe it to the young people to give them hope.” But I don’t want your hope. I don’t want you to be hopeful. I want you to panic. I want you to feel the fear I feel every day. And then I want you to act. I want you to act as you would in a crisis. I want you to act as if the house is on fire. Because it is.” (Workman, 2019).

Dentro de este discurso, se nos urge a actuar. No hay otra alternativa si queremos evitar un mundo que no supere los 1.5°C. ¿Cómo explicar a quienes podrían quedarse paralizados, indiferentes o llegar a un estado de negacionismo climático al ver su casa en llamas? Las ideas de Žižek pueden ofrecer valiosas pistas al respecto.

“(…) ¿Por qué no hacemos nada sobre eso? (…) La lógica es «Yo sé muy bien, pero actúo como si no supiera». Por ejemplo, precisamente, en el caso de la ecología, yo sé muy bien que a lo mejor haya calentamiento global, que todo va a explotar, ser destruido, pero después de leer un tratado al respecto, ¿qué hago?” (Taylor, 2008).

Žižek señala un vacío fundamental. Podemos saber que existe la urgencia climática, pero ¿qué sigue después de conocer las soluciones que requiere nuestro planeta? Peor aún, ¿y si ese saber es contradictorio a mi vida cotidiana? Ni hablar de la politización de la acción climática bajo el umbral de izquierda o derecha. Consecuentemente, surge un rechazo de lo “político” fundamentado en la pseudociencia y se cierra la puerta.

Pasos hacía una nueva conciencia ecológica

¿Qué podemos hacer al respecto? Un estudio de Wong-Parodi y Feygina señala que para colaborar y trabajar con negacionistas climáticos es necesario:

  1. Apostar por la índole comunitaria.
  2. Evitar apelar a un sentido de identidad política
  3. No afectar al status-quo (2020).

Pero veamos lo peligroso de la parcialidad de estas soluciones. ¿Qué haría un negacionista al escuchar la siguiente advertencia del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) «[l]imitar el calentamiento global a 1,5 °C requeriría cambios rápidos, profundos y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad» (2018)? Surge la resistencia por la anunciada necesidad de cambiar el status-quo y las diversas formas de vivir. Este es, quizá, el conflicto de creencias que trabaja Schipper (2017) ¿Cuál es el mejor? ¿El mío o el de la “ideología ecologista”?

Por lo anterior es que también necesitamos una nueva conciencia ecológica que involucre “(…) pensar y actuar ética y políticamente a muchas escalas” (Morton, p, 71). Debemos afrontar las falacias y las falsas ideologías, pues la ciencia climática es clara y contundente. Pero esto no debe sentirse como la imposición de una cosmovisión, sino una escucha activa que busca el reconocimiento del impacto de las crisis climáticas en la región.

Un ejemplo de esto es el trabajo realizado por Conexiones Climáticas, Organización Familia Pasta de Conchos y la Iniciativa Climática de México en Barroterán, Coahuila. La población “sabe” que su única posibilidad es ser una región carbonífera donde no crece nada. Mediante talleres, la comunidad de Barroterán logró identificar sus necesidades y surgieron los Huertos de Memoria como un proyecto que abre la posibilidad a nuevas formas de habitar dignamente y respetando la vida de quienes fallecieron bajo el otro Barroterán.

Podemos concluir que por falta de la escucha de los impactos y necesidades de ciertas comunidades, es que se activa el conflicto ideológico subyacente del negacionismo climático ante los discursos de acción climática. Las comunidades saben que el planeta está cambiando, lo viven y escuchan de las generaciones que les anteceden. Pero también buscan un reconocimiento donde su voz tenga lugar en las soluciones. Finalmente, se trata de su realidad la que cambiará y, quizá, la seguridad de cómo vacila el status-quo calmará cuando ellos vean que su casa está en llamas.

Por: Mtro. Luis Gerardo Rojas Solorio 

Fuente: https://blogsostenibilidad.tec.mx/es/reflexion/nuestra-casa-en-llamas-del-negacionismo-climatico-a-la-conciencia-ecologica
Referencias: