El pasado 15 de octubre se presentó en la Secretaria de Relaciones Exteriores el reporte From Brown to Green: La Transición a la descarbonización de las economías del G20 Dicho reporte elaborado por la organización internacional Climate Transparency el cual evalúa el avance de las economías del G20 hacia la transición y la descarbonización de las engrías renovables. La Iniciativa Climática de México (ICM) organización miembro del GFLAC participio en el desarrollo del reporte a través de un consorcio internacional de organizaciones de la sociedad civil.
El reporte presenta una visión comprensiva y concisa de la transición de las economías del G20 hacia una economía baje en carbono. El reporte califica el desempeño de la reducción de emisiones, la política climática, el financiamiento climático, la descarbonziación y la transición energética; y prove información clave para evaluar el estado de cada uno de los países miembros del G20. El reporte demuestra que las calificaciones resultantes de las economías del G20 son mixtas: Mientras que la integración de las energías renovables se incrementa anualmente, la intensidad de carbono de las economías se mantiene a la alza, ya que todas las economías mantienen una constante dependencia en los combustibles fósiles. Lo anterior se debe en gran medida a que la mayor parte de los países del G20 aún satisfacen sus necesidades energéticas a través del uso de carbón.
El reporte demuestra que las acciones desarrolladas por el G20 para acelerar la descarbonización de sus economías se ha acelerado pero dicha aceleración no es lo suficientemente ambiciosa para atender las metas establecidas en el Acuerdo de París. Retomando las metas del Acuerdo de París, los países se comprometieron a reducir el incremento medio de la temperatura global para finales del presente siglo en 2°C y con miras a limitar el incremento en 1.5°C. Lo que supone que es necesario el desarrollar esfuerzos más ambiciosos para dar cumplimiento a la hoja de ruta de dicho acuerdo.
Actualmente el G20 representa cerca del 90% de las emisiones globales y concentra más del 80% de la producción económica a nivel mundial. En este sentido, la participación del G20 en el cumplimiento de las metas del acuerdo de París, así como el liderazgo de estas 20 economías son piezas clave para lograr el cumplimiento del mismo.
Asimismo, las economías del G20 han reducido de manera general su consumo de energía y su intensidad de carbon. Sin embargo, el consumo de energía y la eficiencia energética no han sido suficientes para asegurar una desacoplación absoluta del crecimiento económico de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Aún así, las emisiones de GEI de los países del G20 han crecido un 34%, mientras que la economía se ha incrementado en casi 117% entre 1990 y 2014 como se muestra en la siguiente gráfica. Lo anterior demuestra que las economías han logrado hacer un uso más eficiente de los recursos. Economías como el caso de México demuestran que la eficiencia y el uso de energía renovable se ha convertido en una importante política pública para acelerar la descarbonzaición, sin embargo su acelerada integración y participación en la matriz energética requiere de programas más agresivos por parte de la Administración Pública Federal, el involucramiento del sector Privado y la participación social de manera activa.
Una de las grandes problemáticas que se muestran en el reporte es que las economías del G20 siguen subsidiando el uso de combustibles fósiles. Entre 2013 y 2014 los subsidios a estos combustibles alcanzaron los 230 mil millones de dólares, de los cuales 88 mil millones (es decir una tercera parte) provienen de financiamiento otorgado por instituciones públicas. Sin embargo, a pesar de que en el 2016 la mayor parte de la energía nueva incinerada a la matriz energética a nivel mundial es renovable, el uso de los combustibles fósiles continúa siendo la principal fuente de emisiones en las economías del G20.
En el caso de México es importante mencionar que los subsidios directos a los combustibles fósiles se han eliminado progresivamente desde el 2014, Sin embargo, el país aún continúa financiando a través de subsidios la electricidad del sector residencial y ha fomentado la integración del gas natural en la matriz energética al nombrar a dicho energético como una ‘energía limpia’ o ‘de transición’ y al exentar al gas natural del impuesto al carbono del 2014. Asegurar la descabnización acelerada necesaria para que México cumpla con lo establecido en el Acuerdo de París requiere de un programa a nivel nacional que busque una penetración más agresiva de energías renovables.
La evaluación del reporte demuestra que ninguna de las 20 economías evaluadas presentan un compromiso inconsistente con las metas establecidas en el Acuerdo de París, ya que ninguna ha desarrollado los esfuerzos suficientes para posicionarse en ella trayectoria del incremento de temperatura consistente con las metas de 2°C y 1.5°C. La falta de implementación se debe entre otras causas a la falta de cumplimiento e implementación de los compromisos internacionales y su traducción a programas y políticas públicas efectivas a nivel nacional. La mayoría de los países incluyendo a China, Brazil, Francia, Alemania, India, México y Sudáfrica califican muy alto en su desempeño internacional en materia de cambio climático, pero todas las economías demuestran falta de cumplimiento en distintos grados a nivel nacional.
La evidencia presentada por el acuerdo demuestra que los países del G20 son más eficientes en su uso de energía, ya que la mayoría a comenzado a transitar a fuentes más limpias. Sin embargo el consumo energético continua con una tendencia de crecimiento, pues la intensidad de carbono sigue incrementándose a pesar de una desacoplación relativa de las emisiones del crecimiento económico. Lo anterior demuestra que aún existe una mayor inversión en energías ‘sucias’ y no ‘verdes’.
El Reporte From Brown to Green demuestra que los esfuerzos a nivel global aún no son lo suficientemente ambiciosos para atender el cumplimiento de las metas del acuerdo de París. Asimismo, demuestra que las acciones de los países del G20 no sólo deben ser más ambiciosas sino que los esfuerzos de reducir de emisiones en estas 20 economías serán claves para mantener al mundo dentro del presupuesto de carbono al 2050. El reporte muestra algunas virtudes del desarrollo de instrumentos basados en el mercado (como los mercados de carbono y los bonos verdes) como medidas con potencial para incrementar la ambición. Sin embargo, es claro que estas acciones y el tiempo en el cual se pretende implementarlas no son consistentes con los compromisos internacionales.
Para que las economías del G20 se mantengan en línea con lo establecido por el Acuerdo de París y logren limitar sus emisiones de GEI en el marco del presupuesto de carbono establecido de aquí al 2050, los países deberán tomar medidas mucho más ambiciosas en el corto plazo a través de: la aceleración del desacoplamiento de las emisiones de GEI del crecimiento económico de forma absoluta; una integración agresiva, acelerada y disruptiva de energías renovables y el desarrollo de sistemas de almacenamiento; el fomento a la integración y traducción de la hoja de ruta del acuerdo de París a las legislaciones nacionales y locales y; finalmente, al enfocarse en atender el cambio de patrones de comportamiento a través del uso de nuevas tecnologías, modos alternativos de uso y consumo y el desarrollo de medidas de reducción de impacto a nivel local.
El reporte se encuentra disponible aquí. Asimismo, las y los interesados pueden encontrar el reporte en su versión en inglés junto con los diagnósticos para cada país del G20 aquí.